15ª Jornada del Foro de Genética Bovina.

Con notable repercusión se realizó el Foro Argentino de Genética Bovina, en el marco de la 134ª Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional, siguiendo la premisa de promover el desarrollo y exportación del trabajo comprometido de generaciones de criadores que han logrado un rodeo de características genéticas sobresalientes para la producción de carne y leche.

Jerarquizados referentes de las razas que prestigian a la ganadería argentina conformaron paneles en los que se abordó las evaluaciones genéticas, contemplando avances en genómica y eficiencia de conversión.

El Dr. Horacio Guitou, genetista asesor de la Asociación Argentina de Angus, se refirió al trabajo que está realizando la entidad respecto a la evaluación de un rasgo de enorme impacto productivo como es la eficiencia de conversión. “El desarrollo de comederos inteligentes permitió medir el consumo individual del animal y de esa manera calcular su eficiencia de conversión e identificar aquellos individuos que consumen menos alimento que lo esperado en base a su peso metabólico y ganancia diaria de peso. De eso se trata el rasgo consumo residual (RFI) y estamos incorporando esta característica a los DEP’s, para direccionar programas de selección por eficiencia de conversión eligiendo animales con DEP’s de RFI negativos”. La Asociación de Angus tiene una Red de Estaciones de Consumo Residual integrada por las estaciones de INTA Anguil (La Pampa), INTA Naredo (Buenos Aires), Biofarma, Jesús María (Córdoba) y Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba). “Las ventajas de la selección por bajo RFI son la reducción en el consumo de alimento en un 10-12%, en la producción de calor en 9-10% y en la emisión de metano en un 9-12% y en menores costos de producción”, remarcó Guitou. Actualmente la Asociación está incorporando la genómica a la evaluación del consumo residual para generar DEP’s enriquecidos y de esa manera multiplicar la cantidad de animales evaluados por esta característica.

Seguidamente, el Dr. Rodolfo Cantet se refirió al desarrollo de una nueva metodología disruptiva basada en la medición de relación de parentesco utilizada para aumentar la precisión de los DEP´s mediante marcadores. “El modelo animal considera relaciones fijas de parentesco entre los individuos evaluados. Sin embargo, estas relaciones son variables debido a la recombinación genética, por lo que la exactitud de las DEP´s están sujetas a esta variación. Por lo tanto, utilizar el parecido real entre parientes aumenta la exactitud de las DEP’s”. Es decir, la genómica permite reflejar con mayor precisión la variabilidad de las relaciones de parentesco.

La Dra. María Calafé, asesora de la Asociación Argentina Criadores de Hereford, se refirió a los cambios efectuados por dicha institución en 2021, relacionados con el plan de migración desde la técnica de microsatélites a la de técnicas de SNP’s para el chequeo de ascendencia. “El gran desafío es involucrar a los centros de inseminación para que genotipen a los toros dadores a través de la técnica de SNP’s. Nuestro objetivo es que al 1° de enero de 2025 todos los animales estén genotipados por SNP para control de ascendencia”. Respecto a la evaluación de consumo residual, Calafé indicó que en 2021 comenzó el primer ciclo de prueba de toros Hereford procedentes de 15 cabañas.

Para finalizar el bloque, el Ing. Agr. Daniel Musi, moderador del mismo, se refirió al estado del arte de las pruebas de evaluación genética de otras razas. “En la actualidad hay 9 asociaciones (Angus, Hereford, Brangus, Braford, Limousin, Limangus, Brahman, Bonsmara y Shorthorn) que realizan evaluaciones genéticas empleando la última tecnología. Ojalá que la inclusión de la genómica y la utilización de resultados provenientes de la evaluación del consumo residual nos permita mejorar la difusión de la buena genética en nuestros rodeos, considerando que aún hay una proporción importante de toros “bolsa blanca”, es decir no provenientes de una genética formal”, concluyó Musi.

También hubo un espacio que abordó la industrialización, las certificaciones, y las experiencias en otros países productores, que desembocó en un rico panel sobre el futuro del negocio de las carnes. En primer lugar, el consultor Ignacio Harris, se refirió a la importancia de la certificación de la carne, realizando una descripción de los distintos esquemas existentes en la Argentina. “Certificar es evaluar la conformidad de un producto, proceso o servicio en base a un protocolo, requisito o resolución, por medio de inspecciones o auditorías y finaliza con la emisión de un certificado que asegura el cumplimiento del protocolo o norma correspondiente”, expresó el especialista. La certificación facilita el acceso a los mejores negocios, permite responder a los requisitos del mercado de destino, demostrar el cumplimiento de las normas y regulaciones, otorgar confianza a los clientes y, fundamentalmente, diferenciar calidad. Los esquemas de certificación de atributos, calidad de productos y procesos incluyen certificaciones de campo regulado (obligatorias fiscalizadas por SENASA) y de campo voluntario (privadas con o sin reconocimiento oficial).

La jornada brindó la posibilidad de compartir la opinión de dos expertos internacionales respecto a los modelos de pagos diferencial por atributos de calidad en sus países. Barry Carpenter, referente mundial en calidad de carnes y responsable de los programas de calidad estadounidenses, señaló que los programas más frecuentes en los EE. UU. son los que certifican calidad del producto, basándose en atributos como marmoleo, edad y tamaño del animal, que son identificables por el consumidor y por los que el mercado paga un plus. Como ejemplo, en los EE. UU. hay 25 millones de carcasas por año clasificadas como primechoice o select con la marca “Carne Angus”. En este sentido remarcó la importancia del papel del gobierno (USDA) como tercer actor, garantizando el cumplimiento de los estándares en la calificación. “Los frigoríficos pagan 3 dólares por encima del precio cada 50 kg de carcasa en la calificación choice, en reses certificadas como Carne Angus”, señaló Carpenter. La visión uruguaya fue dada por el Ing. Agr. Gianni Motta, jefe de Innovación y Soporte Científico Técnico del INAC (Instituto Nacional de Carnes en áreas de ciencia, tecnología e innovación de la cadena cárnica del Uruguay). El experto comentó que el sistema de pago en su país comienza con una garantía del peso del animal brindada por las balanzas del INAC y la certificación de categoría (sexo y edad por cronología dentaria). “Luego se producen pagos por características diferenciales de la carcasa establecidos por el INACUR, que considera la muscularidad y la cobertura y distribución de grasa”. Por su parte, la industria realiza pagos diferenciales por el peso del animal (hasta un 10% más por animales más pesados) o procedencia (pastoril o feedlot). La industria aplica esquemas de pago por calidad basados en marmóreo y área de ojo de bife, en los que no interviene el INAC.

Finalmente, Carlos Riusech, CEO del frigorífico Gorina, señaló que “como el tango, el vino o el futbol, la carne argentina es una marca país que nos identifica en el mundo. Estoy convencido – agregó- de que tenemos la mejor carne del mundo; pero no toda la carne argentina es la mejor”. Por eso la importancia de la diferenciación por calidad.  Los consumidores tienen dos preocupaciones básicas relacionadas con la sustentabilidad: el origen del producto o storytelling (de qué campo viene el producto, quién es el que produjo esta carne que yo voy a consumir) y la cuestión ambiental.

El tercer bloque temático de la jornada se refirió a la ganadería, genética y medio ambiente. El Dr. Javier Echazarreta, técnico del INTI, explicó el Proyecto conjunto que esa institución está llevando a cabo con el INTA y el IPCVA, titulado “Carne Argentina, carne sustentable. La ganadería no es parte del problema sino parte de la solución”. Proyecto cuyo objetivo es realizar la determinación de distintos impactos ambientales a nivel país. “Participan 18 frigoríficos y más de 80 establecimientos, lo que permitirá generar un inventario ambiental nacional y reducir los impactos ambientales. Al ser los sistemas productivamente más eficientes se logran mejores desempeños ambientales”.

Las Dras. Claudia Faverín y María Esperanza Cerón, técnicas del INTA, se refirieron a los avances del Proyecto de medición de Gases de Efecto Invernadero provenientes de actividades agropecuaria y forestal.

El cierre del bloque estuvo a cargo del Ing. Agr. Andrés Costamagna, moderador del mismo. Resaltó que el Foro Argentino de Genética Bovina está involucrado desde hace años en la temática del cambio climático. “La eficiencia es la clave para mitigar el calentamiento global y esto se hace con buena genética. Utilizar la genómica y obtener y evaluar datos como lo hacen las Asociaciones de Criadores es la manera de mitigar el calentamiento global y tener una ganadería sustentable. No debemos olvidar que la ganadería es el único sector económico de la Argentina que emite menos gases de efecto invernadero que en 1990. Estamos haciendo bien las cosas”, concluyó enfáticamente.

El Ing. Agr. Alfonso Bustillo, que al final de la actividad cedió la Presidencia del Foro Argentino de Genética Bovina a Tiziana Prada, destacó los 18 años de trayectoria del FAGB, agradeciendo a los panelistas, a los industriales y a las asociaciones de razas que compartieron sus experiencias.

Bustillo aseguró que “se trata de seguir trabajando para que nuestra carne mantenga el prestigio de ser la mejor carne del mundo, con un importante compromiso con el ambiente”.